Se solicita sirvienta
De hablar suave
casi se quedaban sin
voz ante nosotros
A veces su español,
segundo idioma, era vacilante
(a los niños nos
parecía “chistoso”)
Nos llamaban “Señor,
Señora, Señorita...Niña”,
pero nosotros no nos
dignábamos darles
más que su nombre de
pila
¿Tenían apellidos?
¿Padre y madre?
Venían de lugares que
nos parecían lejanos:
Solaga, Xochicuatlán...
Solaga, Xochicuatlán...
Tras ver el letrero
colocado en la ventana que daba a la calle
tocaban a la puerta
Aunque no supieran
leer ni escribir, entendían su significado
y lo que le seguía: con
referencias
Algunas eran
jovencitas, ni siquiera dieciocho
y las tomábamos de
todos modos. Ninguna ley las protegía
Trabajo doce horas al
día, seis días a la semana, sueldo infame
Aun las familias más
liberales les daban este trato:
no se sentarían a
comer a nuestra mesa, ¡ya no digamos con nosotros!
dormirían en el
último rincón de la casa
Las patronas se
sentían con derecho a hablar de ellas:
...¡ladronas!
No puedes dejar nada sin llave..
¡Mentirosas!
Te dicen que el fulano al que van a ver
el
domingo es su primo...
¡Ignorantes!
Los niños nos
preguntábamos a veces:
“Si son tan malas,
por qué seguimos solicitándolas?”
...